El fin de Narya o Historia de un Magnicidio

Los Ithliendhrim, malvados como solo nosotros podemos serlo, tramamos un plan maléfico ruhín y pérfido. Atraer a nuestros bosques a los ingenuos pelargicitanejos con el vil propósito de cometer un magnicidio.

¿Por qué?

Personalmente porque soy así de mala, que me regocijo en el asesinato de mi pobre hermana para desestabilizar el equilibrio de poder en Gondor y hacer más fuerte nuestra Causa.

¿Y cuál es nuestra causa?

El Poder Absoluto, por supuesto, que no hay nada que guste más a un ithiliendrim que gobernar y oprimir al pueblo.


Nuestro plan se inició hace mucho, muuucho tiempo, con traicioneras promesas de paz y amistad que hicieron que los pobres habitantes del puerto creyesen, oh, incautos, tener un nuevo aliado. Así se hicieron viajes de unas tierras a otras de forma recíproca, llevados en el más absoluto de los secretos, que culminaron con la última visita de los pelargicitanienses.
Los malvados ithiliendhrim les recibimos con sonrisas, con retratos en los que probar nuestra gran (jeje, pardillos) amistad, como queda ilustrado a continuación.


Pero nuestro plan se acercaba. Pronto nos ganamos los restos de su confianza y les llevamos a lo más alto de la más alta torre, donde esperábamos que se nos brindase el momento de cometer el magnicidio... ¡y ese momento no se hizo esperar! La Máxima Gobernante del Puerto de los Fieles se detuvo a descansar tras la agotadora subida y el asfixiante calor (hasta la meteorología jugaba a nuestro favor esa tarde, jeje) en una de las ventanas del castillo, desde donde perdió su mirada confiada en el horizonte.



Craso error.

Servidora, la más Malévola de las Criaturas del Universo (una vez eliminada la única que me sobrepasaba en maldad) se acercó sigilosa como un gato para, en el último momento, mostrar mi auténtico y acerado odio a la, en seguida, fallecida Presidenta. Porque mi Maldad no conoce limites y quería que sufriese al saber que nuestra amistad había sido una farsa con la que solo buscaba su muerte y el Engrandecimiento de Mi Poder.



Así, con gran horror, la antiguamente Poderosa Narya se percipitó al vacío con la incredulidad y el pavor reflejados en su mirada, mientras los pelarginiencejos se asomaban a mirar el fin de su antigua gobernante y Servidora, Más Malévola que nunca y el la Cumbre de su Poder, celebraba el éxito con gran Elegancia y Presencia de Ánimo, casi como si realizase magnicidios a diario




Ese fue el fin de la Denostada Narya, y sus secuaces caerán pronto, pues siguen hechizados con la Magia de la Señora del Mal y pese al Magnicidio aún creen contar con la amistad de los ithiliendrim... ¡Cuán ingenuas son estas criaturas!

Os dejo con una foto en la que nadie mostraba aún indicios de lo que iba a suceder, en la que parece que todo está en paz y armonía... en la puerta de una de las Estancias de mi Palacio.